En todo arte hay maestros: en la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza, la literatura y, en séptimo lugar, en el cine. Pero no, esta semana, no estuvimos con ninguno de estos maestros, sino con una maestra del «octavo» arte: la elaboración de cerveza. María Isabel Barbero, licenciada en Ciencias Químicas, es la actual Jefe de Calidad y Responsable de Seguridad Alimentaria de la empresa Font Salem, fabricante líder de la península ibérica en Marca de Distribución y co-packing de cervezas.
Al comienzo de la tertulia, Isabel nos puso una presentación con la que nos explicó brevemente los orígenes históricos de la cerveza (desde la cultura mesopotámica, en el 4000 a.C., hasta Pasteur, pasando por los monasterios medievales) y su proceso de elaboración, que es donde ella está más implicada: nos enseñó los ingredientes de tan preciada bebida (malta, lúpulo, levadura…); nos esquematizó todo el proceso de fábrica (la maceración, el filtrado, la cocción, la refrigeración y la fermentación); y también nos dio unas breves lecciones de cata con distintos ejercicios, como el de detección de sabores en el agua, o el ejercicio del retro-nasal para comprobar la importancia del olfato en la degustación de alimentos.
Tras esta introducción, nuestra invitada inició la cata de cervezas con una Heineken, para que nos fijásemos en cómo se tiene que catar: la cerveza un poco caliente para que desprenda todos sus aromas; tapamos la parte superior del vaso y removemos; después, olemos para intentar identificar el sabor de la cerveza (de los cientos sabores posibles: manzana, anís, clavo, sabor metálico…); y, por último, beber para saborearla bien. Catamos cinco cervezas distintas: Heineken, Cruzcampo, Steinburg clásica, Franziskaner y Burge Meester. Todas ellas elegidas expresamente por Isabel para que pudiésemos probar cervezas muy distintas en cuanto al proceso de elaboración, así como al tipo y a la proporción de malta. De este modo nos introdujimos en el mundo de la cata, crecimos en conocimiento respecto al arte cervecero, tan gratificante en todos los sentidos, y, dicho sea de paso, pasamos un rato muy agradable (siempre bebiendo con prudencia, claro).
