Miguel Ángel Savall acudió este jueves pasado a nuestro colegio mayor para dirigir el coloquio que solemos hacer todas las semanas. Es profesor en el colegio Santa Cruz de Mislata, colegio registrado como Centro de Acción Educativa Singular (CAES) debido a que la mayoría de alumnos están en riesgo de exclusión social por diversos motivos, que se podrían resumir en dos: o familias refugiadas (en la acepción amplia del término, refugiados de la guerra, de persecución religiosa, racial, por sexo, por motivos políticos…) o familias españolas de bajo nivel económico.
Una vez contextualizada su profesión, se podría decir que la idea central del coloquio, en la que más insistió Miguel Ángel, fue las ventajas de la diversidad en un centro educativo. Ventajas a nivel estructural, pues nos explicó cómo apenas tienen conflictos graves, cómo los niños aprenden a respetar, a conocerse unos a otros, etc. Pero también las ventajas que trae la diversidad a nivel personal, terreno en el que Miguel Ángel nos contó su propia experiencia: la desaparición de los prejuicios, los alumnos que le dejaban admirado por el heroismo con que vivían sus circunstancias familiares, o los estudios, el importante papel que juegan los padres en la educación de sus hijos… Todo ello acompañado de un buen repertorio de anécdotas.
En conclusión, nuestro invitado se dirigió en un par de ocasiones a los estudiantes de Magisterio que se contaban entre nosotros para lanzarles un claro mensaje: en el ejercicio de la docencia es cuando aprendes a desenvolverte en las situaciones más imprevistas, en las necesidades más prácticas para amoldar la materia al alumno y no alrevés, porque lo más importante en la educación -contaba nuestro invitado- es el factor humano.
