A menos de 14 kilómetros de Europa, separada por el estrecho de Gibraltar, se encuentra una forma de vivir muy diferente a la que nosotros conocemos. 14 kilómetros son suficiente para separar Marruecos de España, África de Europa, el mundo civilizado y occidental de las diferencias y problemas de un continente en desarrollo. El pasado mes de junio un grupo de voluntarios de La Alameda tuvo la suerte de poder conocer en primera persona esta realidad tan diferente, fue sin duda una experiencia única.

Nuestro voluntariado en tierras africanas comenzada con una estancia de cinco días en la ciudad española de Ceuta. Allí tuvimos la oportunidad de visitar el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, lugar en el que residen inmigrantes de todas las partes de África que huyen a Europa en busca de una mejor calidad de vida. En el Centro de Atención para Inmigrantes San Antonio, que realiza una labor de acogida e integración fantástica, pudimos darles clases de español y de informática a un grupo de inmigrantes provenientes de Guinea Ecuatorial, así como enseñarles algunas cuestiones básicas de cultura española y europea para su futura incorporación a la Unión Europea.

Más tarde, residimos en la ciudad marroquí de Tánger, en la que realizamos también numerosas actividades de voluntariado como cuidar y enseñar español a niños huérfanos o hacer voluntariado con personas con discapacidad intelectual. Pudimos conocer la cultura marroquí en su esencia, con la preeminencia de la religión islámica, el caos en las calles, los mercados, la gente…

Además de las diversas acciones de voluntariado, pudimos disfrutar de tertulias muy interesantes como con Monseñor Santiago Agrelo, Obispo de Tánger, en la que pudimos conocer la situación de la Iglesia en Marruecos o con el cónsul de España en Tánger que destacó que las relaciones de gobierno entre España y Marruecos son bastante buenas.

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